La mayoría de las apps, redes sociales y servicios web nos permiten disfrutar de sus prestaciones de forma gratuita a cambio de poder analizar nuestros datos personales. Hemos pasado de ser clientes o consumidores a convertirnos en los propios productos con los que comercian estas empresas.
De nuestra actividad en las redes (clics en “Me gusta”, publicaciones, comparticiones, vídeos visualizados, artículos leídos y, en definitiva, el contenido por el que nos interesamos en estas plataformas) se desprende nuestra huella digital, es decir, el rastro que dejamos al utilizar internet y que puede ser visto por otras personas o almacenado en una base de datos. Este historial en línea muestra tus gustos e intereses. Con estos datos, las redes sociales obtienen un beneficio económico proporcionado por los anunciantes, que buscan dirigirse a posibles clientes o que quieren información que les permita hacerse una idea de los hábitos de los usuarios cuando se conectan a internet.
Esto no es necesariamente malo. Nosotros sacamos partido del servicio que estas empresas nos ofrecen y las consecuencias de ceder nuestros datos no tienen por qué ser negativas: la publicidad que aparece cuando navegamos por internet está cada vez más personalizada y se ajusta a lo que nos interesa.
Pero es imprescindible que seamos conscientes de cómo funciona el sistema. Si cedemos nuestros datos sin pensárnoslo cuando descargamos aplicaciones, si aceptamos todos los avisos sobre permisos y privacidad sin ni siquiera leerlos, podemos acabar siendo víctimas de prácticas fraudulentas.
Debemos proteger nuestra privacidad en internet y controlar la información personal que intercambiamos cuando interactuamos con diferentes servicios on‑line.
Estas son algunas recomendaciones básicas para proteger nuestra privacidad en la red:
Conocer las políticas de privacidad
Todos tenemos derecho a que nuestros datos de carácter personal estén protegidos por la ley. Es obligatorio que cualquier red social nos dé opción a decidir quién tiene acceso a nuestros datos y a saber para qué se usan. También deben informarnos de cómo modificarlos o cómo borrarlos de sus ficheros de datos. Los derechos para proteger los datos personales de cualquier persona, mayor o menor de edad, se conocen como derechos ARCO (derechos a Acceso, Rectificación, Cancelación y Oposición). Por eso, antes de introducir cualquier dato personal en internet, hay que asegurarse de que la web o servicio que se está utilizando dispone de una política de privacidad y, una vez encontrada, leerla detenidamente.
Proteger nuestros dispositivos móviles con una clave
Los smartphones y tabletas almacenan una gran cantidad de información personal. Si caen en manos de un tercero, éste podría acceder a las aplicaciones, correos electrónicos, fotografías y vídeos del propietario.
Administrar las contraseñas de un modo responsable e inteligente
No utilizar siempre la misma contraseña y escogerlas complejas, combinando aleatoriamente letras y números.
Limpiar el historial y las cookies de nuestros dispositivos y establecer la navegación privada
Las cookies son pequeños archivos que se instalan durante la navegación y permiten, entre otras funciones, conocer en detalle los hábitos de comportamiento on‑line del usuario. Es recomendable borrarlas regularmente y saber que existen fórmulas para evitar dejar un rastro de los sitios que se visitan, como la navegación privada.
¿Cómo borrar las cookies? Se trata de un simple paso con el que puedes evitar que se rastree tu actividad on‑line. Lo primero que debes hacer es seguir esta ruta: Inicio>Panel de control>Opciones de Internet; una vez allí haremos clic en Eliminar cookies, Eliminar historial y Eliminar archivos. De esta manera ya habremos acabado con la limpieza de los archivos de internet. Pero recuerda hacerlo cada poco tiempo, ya que no se eliminan de forma permanente.
Revisar la configuración de privacidad
Los navegadores, las apps y las redes sociales pueden ser una importante fuente de información personal. Los usuarios deben revisar periódicamente la configuración de privacidad de cada uno de ellos, controlando, por ejemplo en el caso de las redes sociales, quiénes pueden ver los datos que publican.
Agregar como contactos solo a personas que conozcamos
En las redes sociales hay que evitar aceptar a gente de dudosa procedencia. Muchos miden el éxito de su cuenta por la cantidad de contactos que tienen, sin tener en cuenta que pueden estar facilitando la entrada a un ataque cibernético de cualquier tipo.
Proteger los datos personales y la información comprometida
Procurar que la información que se cuelga no sea demasiado específica, como el teléfono o la dirección de casa o del trabajo, y tratar de no hacer comentarios que puedan ponernos en riesgo, como por ejemplo que te vas de vacaciones y la casa se queda vacía.
No proporcionar el correo, teléfono o código postal de forma continuada
Hoy en día, para registrarnos en cualquier página web o promoción necesitamos dar nuestro correo electrónico. Después pueden utilizar nuestro e‑mail para enviarnos promociones que no deseamos.

Tomar precauciones cuando transfiramos datos financieros a través de internet
Cualquier transacción comercial debe realizarse a través de servidores seguros (páginas cuya url comienza por https) o bien mediante servicios de confianza. Tampoco es recomendable llevar a cabo compras on-line por medio de redes wifi públicas.
Poner una alerta en Google con tu nombre
Esta es una manera muy fácil de estar al tanto de lo que se dice acerca de ti en internet.

Desactivar la geolocalización cuando no se precise su uso
La geolocalización, presente en multitud de redes sociales y aplicaciones móviles, puede llegar a revelar detalles y pautas de conducta sobre la vida privada del usuario. Es recomendable desactivar esta opción cuando no la necesitamos.
Cerrar todas las sesiones a las que accedas
Si no cerramos sesión las posibilidades de rastreo pueden ser infinitas.
Cifrar nuestros dispositivos
El cifrado es el proceso a través del cual la información puede ser codificada para que nadie más pueda acceder a ella.
En caso de ser usuario de Mac, ir a “Herramientas”, “Seguridad y privacidad”, elegir “FileVault” y seleccionar “Cambiar a FileVault”. Los usuarios de Windows tendrán que usar BitLocker.
Actualizar siempre todos los programas con las últimas versiones
Tener el sistema operativo actualizado, tanto en ordenadores como en dispositivos móviles. Las últimas versiones son más seguras, porque son las que con más frecuencia corrigen las vulnerabilidades (fallos de programación) que permiten a los hackers infiltrarse en los dispositivos. El navegador también debe estar actualizado.
Contar con un antivirus
Todo dispositivo con acceso a internet (también los móviles) debe tener un antivirus actualizado. La mayoría de los dispositivos incluye uno de serie, que se actualiza automáticamente. Si no es así, conviene adquirirlo o instalar uno.